
Le llamaré M., fue mi alumna hace un par de años, distinguida por ser de las mejores de su clase, sencilla, inteligente y reservada. Ocasionalmente acudé a la oficina por algún trámite o documento donde no deja de saludar amablemente.
No creo en las coincidencias, todo son probabilidades de un todo caótico que fluye en nuestras vidas. Luego de encontrarnos en lugares tan inverosímiles como el pasillo del ISSSTE, le pregunté porqué en su nick de Messenger tenía ese mensaje tan triste refiriéndose a la pérdida de un ser querido, M. me dice con sus ojos perdidos: "mi novio murió ahogado en la presa hace un mes, le dió su chaleco salvavidas a su amigo, paso un accidente y no pudo salvarse él". Ella dice que no duerme, no come y no para de preguntarse el porqué de su partida, que no sabe cómo a vivir en delante con el dolor, B. tenía 24 años de edad y su relación ya era de varios años.
Por mis propias razones, sentí tan cerca su pena, si bien mi pérdida no se compara con la suya. A M. se le fue su amor, con sus sueños y parte de su vida en las turbias aguas de esa presa, ella sabe que no volverá y que él se ha convertido en su fantasma personal que la visita en sus sueños, personifica sus momentos de vida y que duerme con todo el amor de ambos a 3 metros bajo tierra.
Sentí compasión de cómo una chica tan joven y dulce tenga que vivir ese infierno. De nuestros infiernos personales ese debe ser el peor, yo lucho con el dolor de mi pérdida, pero tengo la alegría también de que ella está bien, de que es feliz sin mí y que vive su vida plenamente. Asi visto las cosas del dolor y la alegría se confunden haciéndose una sola, una explosión de sentimientos que apenas puedo digerir.
No es cosa de los que se van, o de las que deciden irse. Es cosa de nosotros, de soportar tener nuestros corazones llenos de amor y vida y que de pronto todo deba ser desechado. El vacío es el que nos enseña quiénes somos, el cómo sobrevivimos es lo que hace que seamos lo que somos.
Aviéntame, aviéntame hasta donde quieras, y luego ven a ver cómo revivo, a mirar como no muero, como vuelvo.