viernes, 11 de abril de 2014

La Senda V. Encrucijada

Pocas cosas en la vida te revientan las bolas como que tu banda se desmadre, tal vez las rupturas amorosas o darte cuenta que tu héroe de la niñez es un perfecto pendejo.
 
Como en todo grupo humano, quienes lo componen tienen distintas visiones de las cosas, sus ambiciones y anhelos son de diferente intensidad. Dejar tu primer proyecto por algo nuevo o contingente es en definitiva, algo que te hace crecer.
Los bloqueos creativos, las diferentes opiniones en cuanto a la dirección del grupo y los choques personales nos confrontaron agriamente. Lo diré sin rodeos: simplemente Oscar y Pepe ya no coincidían ni siquiera en que cheve beber. Los impulsos de Pepino por aventarse con todo a buscar nuevas oportunidades chocaron con el egocentrismo de Oscar, quien creo nunca estuvo cómodo en hacer música por el hecho de hacerla; a mí me queda más que claro que él siempre consideró esto como un simple deporte donde se pretende ser el mejor jugador. Siempre tuve que soportar esa actitud del "yo soy el único" en esa banda y en las que vendrían después.
 
El buen Pepinovski pronto ahuecó el ala, no sin antes darnos un gran consejo de vida: "no se queden aquí, váyanse, sea música o no, pero hay que buscar nuevas cosas", así recuerdo la cita más o menos. Guadalajara, y otros lugares remotos fueron su destino, y Gabo fue Gabo, con metamorfosis interior incluida.
 
Nos quedamos con ganas todavía de continuar tocando, si bien ya no había un proyecto concreto, y luego de pensar un poco y despojarnos de todo residuo de dignidad que aún nos quedaba, le entramos con mucha fe al abarrote mañanero. Huguini fue entonces nuestro vocal porque resultó que no sólo era bueno en las cosas de la técnica sonidista y además chingón porque todo quedaba en familia.
Así las cosas nos convertimos en la primer banda de abarrote de Cd. Delicias (los pinches cronistas de petate de la ciudad deberían haber anotado eso) en una antrillo furro llamado "El Carambas"; armamos gracias a las buenas habilidades del Ceto un set de rolas de rock en español, grunge y algo de metal, unos cuantos fierros más y con un súper-contrato de "no les pago pero no les cobro la cheve" estuvimos dándoles los sábados por la noche, con un par de asonadas alternas en el bar de al lado, el "Bier Garden".

Tocadas los sábados/por la noche/siempre en desmadre/con algunos fans/mucha cheve/y afters hasta la madrugada/sobrevivimos porque sí/

Fue buena etapa, salieron otros grupos en el rancho, la banda del Peque y del Moya que la verdad no recuerdo cómo se llamaban y Tractor, la banda de mi carnal Cris. Sin olvidar Séptimo Angel, que sigue torturando hasta nuestros días y revertiendo la evolución natural en la escena local.

La separación de una banda es tan única como lo son sus miembros, pero de la misma sustancia vuelven a conformarse nuevos proyectos. Pepe es el claro ejemplo de que debes enamorarte de tus propios principios, él se dedicó a hacer lo que fuera necesario para hacer su música, porque tu sonido y tu poesía son necesidades esenciales, no es fácil contenerlas. Ello me dejó claro de que debía buscar eso para mí, pronto iría a la universidad a pegarle a una carrera, a una ciudad de mentalidad mas progre, una escena musical decente y la ola que estaba en su cénit.

Y porque lo busqué lo encontré, pronto me reconectaría con amigos lejanos y formaría nuevos lazos con gente distinta a la que había conocido. Un nuevo ambiente de música original, intelectualidad incipiente y camaradería me envolverían terminando mi ensamble final; no se puede ser músico hasta que adviertes que no existe otro camino a seguir más que el propio, porque es el único que hará que voltees a lo andado y te haga sonreír.