viernes, 19 de septiembre de 2008

Vaquero tour - dia 2 - El grito en Madrid

Esto va que vuela.

Resuelto nuestro viaje, volamos un día Después en clase premier de Mexico a Madrid.

La neta la cena de 4 tiempos, la champaña, las movies, el servicio y todas esas mamucadas creo que salen sobrando. Peero el asiento es la mamada. En un viaje de 12 horas se agradece ese espacio y comfort.

Llegamos barridos a madrid. Comimos con el yayo, dejamos las cosas y a las 430 ya andábamos de pata de perro: fuente de Cibeles, puerta de Alcalá, paseo del retiro (sin porrito-tour), plaza de españa, plaza mayor, palacio real, catedral de almudena, plaza del sol, el oso y el madroño... Etc etc.

Pero sin duda lo mejor, lo que se llevó el medio día que pasamos ahí fue ir a dar el grito a la casa del embajador de Mexico en Madrid.

Mexicanos que pagan impuestos: estén tranquilos que se están utilizando excelentemente bien.
Dos cosas:
1. Por si estaban preocupados de que no le alcanzara pa la renta, quédense tranquilos. Le estamos pagando con nuestros impuestos una casa pocamadre (luego les paso fotos).
2. El gobierno de México organiza en todas sus embajadas la noche del 15 de septiembre unas bacanales epicas: harta cheve (corona y sol), harta botana (tacos de trompo), mariachis, y mucho ambiente. La mayoría ahí eramos mexicanos con uno que otro colado.

No, no, no... Otro pedo! Agarramos una jarra fabulosa.

El yayo se puso su legendaria playera del Chapulin colorado y el sombrero y los bigotes que le llevamos de aca. Con eso comprobé de nuevo algo que ya había comprobado: ese cabrón, prieto, cabezón y dienton, que aquí jamás agarro ni una gripe allá tiene un pegue increíble. Mexicanas, colombianas, españolas, todas querían tomarse fotos con esa versión gachupina del pique. (Luego les pongo fotos)

Saliendo de la embajada (pasadas las 12) nos fuimos a cenar y a seguirla en un bar de barrio cerca de la casa del yayo, de donde hubiera vuelto completo si no me hubiera tomado un "ronmiel" que la bartender, amiga del yayo nos regaló.

No, no fueron las 18 coronas que me tomé, fue el veneno ese el que me pegó y me puso pedisimo.



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