lunes, 27 de abril de 2009

Una historia de grunge


E. camina algo ràpido y un poco menos cada vez, ocasionalmente su mano izquierda roza de los nudillos la pared de ladrillo que da a la calle, su cabeza se tortura con la cuestiòn, ya no hay nada que hacer: los chicos han decidido terminar con todo, colgar las guitarras en su cuarto o guardar lo que queda de la bateria en el clòset de la casa; tal vez los amplis tengan un mejor destino en alguna venta de segunda mano o finalicen como alguna especie de "casita para perro" estrafalaria en el patio.

Las canciones se han esfumado a la nada, como si su efìmera existencia quedara ya en una de esas comezones mentales que se provocan con las tonadas de los comerciales o la musiquita monotono del camiòn del gas, le resulta incomprensible còmo dos o tres rolas que le significaron exponer su dolor y pesar, su desamor y alegria a sus amigos ya sòlo se encuentran congeladas en un rayado cassette de cromo, sus sueños metaleros a un deck de distancia.


"Voy a entrar a Conta, ya saquè ficha", "mi morra ya me trae, quiere que ya me calme" insuficientes argumentos para los dedos ampollados y los desvelos mirando al techo; ¿Ya nadie quiere concentrarse en los sueños? E. entra como ràfaga a su casa, derechito a su pequeño cuarto cruza el pasillo ignorando por completo la peticiòn de su madre de traer algo de la tienda, luego un portazo tras de sì mira con rabia y vergûenza al poster de Megadeth y luego al de Iron Maiden, la dictatorial mirada de Dave Mustaine le castiga por su falta de lucha ¿Que salio mal!? Rasga en su lira negra un tìmido acorde de cejilla, sin mas pùa que la uña de su pulgar imagina lo que siente el soldado al ver que un morterazo enemigo ha acabado mortalmente con sus compañeros de trinchera. Los entiende, pero no puede comprender a dònde lo lleva ese destino de post-adolecente varado entre la camiseta negra y la falta de dinero en el bolsillo, de la estupefacciòn a la incertidumbre.


Meses pasan, bastos de cigarros baratos que acompañan las caminatas nocturnas por el parque, o por el frente de ese cantabar sin clientela digna que les permitia tocar con tal de no destruir el lugar. Las lacerantes preguntas de los 8 o 10 chicos que les seguian al toquin, sobre porque ya no tocan o dònde anda R. hacen que E. esquive magistralmente el decirles la verdad: que ya mejor no me hablen, que se hagan fans del hip hop, que el vernos tocar desde un stage de un metro setenta ya no serà nunca, que si no vendo mis discos de Cryptic Slaughter...


La camisa de franela roja le resulta còmoda a E. ahora que el otoño entra de lleno; esa alberca olvidada llena de hojas secas de esos sicomoros le resulta perfecta para sentarse en su orilla con sus pies colgando, su parchada guitarra acùstica es su compañera ideal y el sonido del viento le ha recomendado nuevos colores sònicos, su voz es mas clara pero tambièn determinante, de repente, el instrumento habla al mismo tiempo que su corazòn, y se da cuenta que la melancolìa y la soledad no se han ido pero ahora se sientan amables y comunicativas a su lado, le susurran al oído sus más profundos secretos... tal vez es hora de desempolvar el ampli...


Now maybe, I did not mean to treat you bad But I did it anywayAnd now maybe Some would say your life was sad But you lived it anyway And so maybe Your friends they stand around they watch you crumble As you falter to the ground And now somedayYour friends they stand beside as you flying Oh, you were flyin oh so high But then someday people look at you for what they call their own They watch you suffer Yeah they hear you calling home But then someday we could take our time To brush the leaves aside so you can reach us But you left me far behind Now maybe I did not mean to treat you oh so bad But I did it anyway Now maybe some would say you're left with what you had But you couldn't share the pain No, No, No


Far Behind- Candlebox





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