Cuantas veces estas suelto, con tu frente recargada en el vidrio de la puerta del auto; tu centro se enfría con una cerveza a 3/4 y tu estómago, así como tus lágrimas quieren rebelarse de tu cuerpo.
Las luces de la ciudad se estiran como serpentinas luminosas y confías tu vida a tu amigo que conduce como si quisiera dejar tras de sí, el aire sucio con los pecados de todos los de abordo.
No hay miedo, ni al segundo dejado atràs, ni al que viene; no hay temor al evento que nos condene.
-Zorik.
Accidents, Alexisonfire.
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