miércoles, 20 de julio de 2011

Todos tus muertos

Si algo infecta las redes sociales constantemente es esa religiosidad y el mochismo extremo: cadenas de oración, amenazas de que si no te unes a la Iglesia te condenarás, los "Deo gratia" por "un nuevo dia" o por haber ido al baño y haber tenido una linda deposición.


Me gusta ser políticamente incorrecto; ser punk es lo mejor porque eres algo así como ese imprevisto en los planes infalibles, ese material de segunda calidad en una obra de gobierno que amenaza con tumbar "la ballena" sobre los incautos transeúntes, ese período menstrual en medio de las vacaciones (supongo que debe ser una mierda). Creo que parte de lo que me gusta hacer es agitarles la conciencia a los conformistas; sé que no estoy solo, si estás leyendo esto eres de los míos.


Me resulta raro que todos hablen bien de los muertos; en los decesos últimos de los que he tenido noticia, me parece que a las personas les encanta más celebrar su muerte que su vida, y resulta que a lo mejor sus vidas fueron patéticas y viciosas. Nada que celebrar tal vez.


Creo que todos los días tomamos decisiones y que estas afectan al Universo y con ello nos encaminamos a un punto determinado fatalmente, estás donde estás y terminas como terminas porque así lo quisiste, consciente o inconscientemente.


Si me caga que hablen bien del muerto cuando en vida fue un o una gran hijo o hija de la gran puta que lo o la parió (como dice el fan del River Plate), pero por arte de magia (negra?) se vuelven en las personas más fantásticas cuando están apestando y fertilizando la tierra: todos sus vicios son virtudes por la conclusión de la causa-efecto de sus decisiones universales.

Pero creo que ahí están bien. Todos vamos para allá inevitablemente.


Hacía rato que no escuchaba a Rise Against y eso me hace recordar que necesito más tiempo para mis amigos.

jueves, 14 de julio de 2011

21 veces yo




Según recuerdo de la Neurolingüistica se pueden hacer 21 veces las cosas para que queden perfectamente asimiladas por nuestro cerebro y por consecuencia en nuestra conducta.




Creo que no hay persona más difícil de convencer que a uno mismo, sobre todo en el cómo deberían ser las cosas para que fuéramos trascendentes y felices. Como principal obstáculo a veces está el ambiente y las obligaciones que tenemos como seres sociales, por otro los enormes auto-bloqueos de nuestra formación.




No sé hasta que punto la causa-efecto nos deposita donde nos hallamos ahora, qué tanto fue nuestra responsabilidad y en qué otro tanto obró el caos universal. Tal vez son la misma cosa. Sólo sé que en medio de tanta mierda cotidiana, tanta basura humana que nos circunda es muy necesario para mí encontrar momentos y lugares que ya han pasado o donde he estado, o en los que deseo estar o vivir.




Me resulta notable cómo hacer las cosas a mi modo me proporciona eso, creo que es lo peor que uno puede hacerse: vivir conforme a las reglas o experiencas ajenas, o más, cometer estúpidos errores a sabiendas que lo son sólo por querer estar en una situación que simplemente no es para uno.




Definitivamente esos momentos sónicos, donde todo fluye de forma tan distinta, cuando la música tuya o ajena le da color a las imágenes y a las sensaciones, a los recuerdos pero también a las proximas cosas que vendrán.




Estoy agradecido de pertenecer a esta generación perdida y zozobrante, que navega en la mierda sin más respaldo que las endebles bases de una formación en crisis y su esperanza puesta en lo que ha aprendido por medio de duras lecciones.




Esta generación, la parte de ella que aprendió a sentir y a pensar, esa pequeña fracción que tiene que multiplicarse constantemente en sí misma para trascender y ser feliz.




Todos y todas, 21 veces.