jueves, 14 de julio de 2011

21 veces yo




Según recuerdo de la Neurolingüistica se pueden hacer 21 veces las cosas para que queden perfectamente asimiladas por nuestro cerebro y por consecuencia en nuestra conducta.




Creo que no hay persona más difícil de convencer que a uno mismo, sobre todo en el cómo deberían ser las cosas para que fuéramos trascendentes y felices. Como principal obstáculo a veces está el ambiente y las obligaciones que tenemos como seres sociales, por otro los enormes auto-bloqueos de nuestra formación.




No sé hasta que punto la causa-efecto nos deposita donde nos hallamos ahora, qué tanto fue nuestra responsabilidad y en qué otro tanto obró el caos universal. Tal vez son la misma cosa. Sólo sé que en medio de tanta mierda cotidiana, tanta basura humana que nos circunda es muy necesario para mí encontrar momentos y lugares que ya han pasado o donde he estado, o en los que deseo estar o vivir.




Me resulta notable cómo hacer las cosas a mi modo me proporciona eso, creo que es lo peor que uno puede hacerse: vivir conforme a las reglas o experiencas ajenas, o más, cometer estúpidos errores a sabiendas que lo son sólo por querer estar en una situación que simplemente no es para uno.




Definitivamente esos momentos sónicos, donde todo fluye de forma tan distinta, cuando la música tuya o ajena le da color a las imágenes y a las sensaciones, a los recuerdos pero también a las proximas cosas que vendrán.




Estoy agradecido de pertenecer a esta generación perdida y zozobrante, que navega en la mierda sin más respaldo que las endebles bases de una formación en crisis y su esperanza puesta en lo que ha aprendido por medio de duras lecciones.




Esta generación, la parte de ella que aprendió a sentir y a pensar, esa pequeña fracción que tiene que multiplicarse constantemente en sí misma para trascender y ser feliz.




Todos y todas, 21 veces.

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