Hay una sensación muy peculiar, la tienes cuando estás haciendo algo que te completa y satisface. Pero se vuelve esto un poco engañoso, creo que tiene que ver con averiguar que es lo que exactamente te da satisfacción de esa sensación, si de lo que se trata es tocar rock, la sensación puede ser bastante confusa cuando comienzas.
Luego de algunas tocadas más -unas más gratas que las otras- sentimos una consolidación del proyectoide musiqueroso, y por fin luego de arduas deliberaciones de todos decidimos dejarnos de llamar "X" para ser "Acústica", creo que era un buen nombre para la época aunque no estaba exento de la auto-carrilla que nos disparábamos profusamente, así que cuando nos preguntaban cómo nos llamábamos decíamos "Nacústica" o "Fracústica" para luego sentir una pinche bola en la tráquea.
Qué es lo que sigue a un repertorio másomenos y a unas tocadillas furras? Adivinaron, era hora de grabar "un demo, un disco carajo"; curiosamente la solución vino accidentalmente cuando celebramos mi cumple un sabadaba por la noche, luego del pre-copeo-caguamero de rigor, Pepino, Oscarín, Flipper, Cetovich y ve tú a saber quién más le caímos a un restaurant de señores llamado "El Lugar" (no confundir con "El Lugar" donde se presentaba Lila Deneken) donde nos habían dicho iba a tocar un grupo de Chihuahua llamado Aliento Divino -posteriormente La Clica- especializado en abarrote en español y nos pareció con madres para echar cotorreo y luego las tripas.
Ya medio eléctricos nos aventamos el palomazo con la banda, platicamos con ellos antes de que se fueran, y resultó que el bataquero Alfredo Llaguno no sólo era un zombie que tocaba la batería, sino que además de ser embajador de Marte en México era ingeniero sonidista en un estudio de grabación llamado Meca III. De volada nos apuntamos para unas cotizaciones y juntando un leve billete decidimos brincar los 88 kilómetros que separan Delicias de Ciudad Chihuahua para ir a algunas tocadas más de los de Aliento DeVino y conocer el estudio enclavado en el puro centro de la ciudad y ubicado misteriosamente arriba de la Procuraduría de Justicia, ironías de la vida.
A huevo fue un gran esfuerzo de todos el poder ir un par de días a grabar tres pinches rolas, en aquel entonces el Meca III no estaba avanzado tecnológicamente y las sesiones se dieron de forma analógica y por separado, fue estresante: nuestros instrumentos no daban el ancho ni el flaco, estábamos mal comidos y mal queridos, sólo contábamos con tener bien ensayadas las rolas, la inexperiencia nos hizo morder el rebozo y para colmo no nos entendíamos bien con el Llaguno, ya que éste se comunicaba por medio de una serie de murmullos inintelegibles y tecnicismos de ciencia espacial que sólo provocaban un puto estrés que terminó por friccionarnos un poco. Aún así fue una gran experiencia y el demo salió tan decente que pudimos usarlo hasta para que la fresísima estación de radio de Delicias nos transmitiera "Mis manos" una tardecita de invierno. Gracias Flipper por tus conexiones en el mundillo de la radio.
Una grabación, aunque sea un demo, te provoca una especie de paternidad a la que quieres corresponder pese a las broncas y limitaciones, por lo que tratamos de colocar nuestra música y tocar en lugares más relevantes. Ir a la UACH a tocar a un festival sin pena ni gloria y repartir copias del cassette a diestra y siniestra era nuestra respuesta al reto de darnos a conocer, y que logramos con ello? además de un cotorreo de época en la casa de la sister del Chuyín que amablemente nos hospedó en Chiwas (shorazoo) y de llenar de cintas los bolsillos de familiares y amigos, obtuvimos una lección valiosa: tienes que pensar distinto si vas a dedicarte a la música.
Por eso me refiero a las sensaciones de hacer lo que te gusta, porqué te gusta? Por creerte rockstar barato y deslactosado? Por hacer lo que sólo hacen algunos locos como tú? Por tener la idea pendeja de que el rock es un deporte competitivo y que quieres correr para el mejor "equipo"? Confieso que pasé por esas fases pero hasta eso que rápido por ellas. Era joven y estúpido.
Pero luego de seguir caminando, y de atestiguar con rabia cómo se fracturaba nuestra banda por discrepancias creativas y egos mallugados por la falta de logros, entendí.
Ahí estaba, frente a mí, la sensación pura de la música. No se trataba de lograr un ascenso fácil en la escena y en los medios haciéndonos creer a nosotros mismos que éramos la quintaesencia del rock y que nuestras canciones eran futuros himnos del metal, se trataba nada más de sentir la energía del momento, de ver de reojo a tus amigos para darte cuenta que estaban en el mismo trance que tú, de ver a alguien mover la cabeza al ritmo y mover los labios al tiempo de la melodía, de probar un poco de la magia que emana de la grabación que ejecutaste con tus manos y cerebro y que viaja por el espectro radio-eléctrico de tu pequeña ciudad conformista.
Ciertamente fue una liberación.
Ciertamente fue una liberación.
hell yeah! atte. el moya
ResponderBorrarEl rock me trajo a mis mejores amigos
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